viernes, 18 de diciembre de 2009

Declaraciones del Presidente al aceptar el Premio Nobel de la Paz 2009.

White House, Office of the Press Secretary
Oslo City Hall; Oslo, Norway, December 10, 2009.

--

Sus Majestades, Sus Altezas Reales, distinguidos miembros del Comité Nóbel de Noruega, ciudadanos de Estados Unidos y ciudadanos del mundo:

Recibo este honor con profunda gratitud y gran humildad. Es un premio que habla sobre nuestras mayores aspiraciones: que a pesar de toda la crueldad y las adversidades de nuestro mundo, no somos simples prisioneros del destino. Nuestros actos tienen importancia y pueden cambiar el rumbo de la historia y llevarla por el camino de la justicia.

Sin embargo, sería una negligencia no reconocer la considerable controversia que su generosa decisión ha generado. (Risas.) En parte, esto se debe a que estoy al inicio y no al final de mis labores en la escena mundial. En comparación con algunos de los gigantes de la historia que han recibido este premio –Schweitzer y King; Marshall y Mandela– mis logros son pequeños. Y luego hay hombres y mujeres alrededor del mundo que han sido encarcelados y golpeados en su búsqueda de la justicia; gente que trabaja en organizaciones humanitarias para aliviar el sufrimiento; millones en el anonimato cuyos silenciosos actos de valentía y compasión inspiran incluso a los cínicos más empedernidos. No puedo contradecir a quienes piensan que estos hombres y mujeres –algunos conocidos, otros desconocidos para todos excepto para quienes reciben su ayuda– merecen este honor muchísimo más que yo.

Pero quizá el asunto más controversial en torno a mi aceptación de este premio es el hecho de que soy Comandante en Jefe de un ejército de un país en medio de dos guerras. Una de esas guerras está llegando a su fin. La otra es un conflicto que Estados Unidos no buscó; uno en que se nos suman otros cuarenta y dos otros países –incluida Noruega– en un esfuerzo por defendernos y defender a todas las naciones de ataques futuros.

De todos modos, estamos en guerra, y soy responsable por desplegar a miles de jóvenes a pelear en un país distante. Algunos matarán. A otros los matarán. Por lo tanto, vengo aquí con un agudo sentido del costo del conflicto armado, lleno de difíciles interrogantes sobre la relación entre la guerra y la paz, y nuestro esfuerzo por reemplazar una por la otra.

Bueno, estas interrogantes no son nuevas. La guerra, de una forma u otra, surgió con el primer hombre. En los albores de la historia, no se cuestionaba su moralidad; simplemente era un hecho, como la sequía o la enfermedad, la manera en que las tribus y luego las civilizaciones buscaban el poder y resolvían sus discrepancias.

Y con el tiempo, a medida que los códigos legales procuraban controlar la violencia dentro de los grupos, los filósofos, clérigos y estadistas también procuraban controlar el poder destructivo de la guerra. Surgió el concepto de “guerra justa”, que proponía que la guerra solamente se justifica cuando cumple con ciertas condiciones previas: si se libra como último recurso o en defensa propia; si la fuerza utilizada es proporcional y, en la medida posible, si no se somete a civiles a la violencia.

Por supuesto, sabemos que durante gran parte de la historia, se ha cumplido pocas veces con este concepto de guerra justa. La capacidad de los seres humanos de idear nuevas maneras de matarse unos a los otros resultó ser inagotable, como también nuestra capacidad para tratar sin ninguna piedad a quienes no lucen como nosotros o le rinden culto a un Dios diferente. Las guerras entre ejércitos dieron lugar a guerras entre naciones: guerras totales en que la distinción entre combatiente y civil se volvía borrosa. En el transcurso de treinta años, este continente se sumió dos veces en matanzas de ese tipo. Y aunque es difícil pensar en una causa más justa que la derrota del Tercer Reich y las potencias del Eje, la Segunda Guerra Mundial fue un conflicto en el que el número total de civiles que murieron superó al de soldados que perecieron.

Como consecuencia de esa destrucción y con la llegada de la era nuclear, quedó claro para vencedores y vencidos, por igual, que el mundo necesitaba instituciones para evitar otra guerra mundial. Y, entonces, un cuarto de siglo después de que el Senado de Estados Unidos rechazara la Liga de Naciones, una idea por la cual Woodrow Wilson recibió este premio, Estados Unidos lideró al mundo en el desarrollo de una estructura para mantener la paz: un Plan Marshall y Naciones Unidas, mecanismos para regir la manera en la que se libran guerras, los tratados para proteger los derechos humanos, evitar el genocidio y restringir las armas más peligrosas.

De muchas maneras, estos esfuerzos fueron exitosos. Sí, se han librado guerras terribles y se han cometido atrocidades. Pero no ha habido una Tercera Guerra Mundial. La Guerra Fría concluyó con una muchedumbre jubilosa que derrumbó un muro. El comercio tejió lazos entre gran parte del mundo. Miles de millones han salido de la pobreza. Los ideales de libertad, autonomía, igualdad y el imperio de la ley han avanzado a tropezones. Somos los herederos de la fortaleza y previsión de generaciones pasadas, y es un legado por el cual mi propio país legítimamente siente orgullo.

Pero aún así, transcurrida una década del nuevo siglo, esta antigua estructura está cediendo ante el peso de nuevas amenazas. El mundo quizá ya no se estremezca ante la posibilidad de guerra entre dos superpotencias nucleares, pero la proliferación puede aumentar el peligro de catástrofes. El terrorismo no es una táctica nueva, pero la tecnología moderna permite que unos cuantos hombres insignificantes con enorme ira asesinen a inocentes a una escala horrorosa.

Es más, las guerras entre naciones con mayor frecuencia han sido reemplazadas por guerras dentro de naciones. El resurgimiento de conflictos étnicos o sectarios; el aumento de movimientos secesionistas, las insurgencias y los estados fallidos – todas estas cosas progresivamente han atrapado a civiles en un caos interminable. En las guerras de hoy, mueren muchos más civiles que soldados; se siembran las semillas de conflictos futuros, las economías se destruyen; las sociedades civiles se parten en pedazos, se acumulan refugiados y los niños quedan marcados de por vida.

No traigo hoy una solución definitiva a los problemas de la guerra. Lo que sí sé es que hacerles frente a estos desafíos requerirá la misma visión, arduo esfuerzo y perseverancia de aquellos hombres y mujeres que actuaron tan audazmente hace varias décadas. Y requerirá que repensemos la noción de guerra justa y los imperativos de una paz justa.

Debemos comenzar por reconocer el difícil hecho de que no erradicaremos el conflicto violento en nuestra época. Habrá ocasiones en las que las naciones, actuando individual o conjuntamente, concluirán que el uso de la fuerza no sólo es necesario sino también justificado moralmente.

Hago esta afirmación consciente de lo que Martin Luther King dijo en esta misma ceremonia hace años: “La violencia nunca produce paz permanente. No resuelve los problemas sociales: simplemente crea problemas nuevos y más complicados”. Como alguien que está parado aquí como consecuencia directa de la labor a la que el Dr. King le dedicó la vida, soy prueba viviente de la fuerza moral de la no violencia. Sé que no hay nada débil, nada pasivo, nada ingenuo en las convicciones y vida de Gandhi y King.

Pero en mi calidad de jefe de Estado que juró proteger y defender a mi país, no me puede guiar solamente su ejemplo. Enfrento al mundo como lo que es, y no puedo cruzarme de brazos ante amenazas contra estadounidenses. Que no quede la menor duda: la maldad sí existe en el mundo. Un movimiento no violento no podría haber detenido los ejércitos de Hitler. La negociación no puede convencer a los líderes de Al Qaeda a deponer las armas. Decir que la fuerza es a veces necesaria no es un llamado al cinismo; es reconocer la historia, las imperfecciones del hombre y los límites de la razón.

Menciono este punto, comienzo con este punto porque en muchos países hoy en día hay un profundo cuestionamiento del accionar militar, independientemente de la causa. Y a veces, a esto se suma una suspicacia automática por tratarse de Estados Unidos, la única superpotencia militar del mundo.

Sin embargo el mundo debe recordar que no fueron simplemente las instituciones internacionales –no sólo los tratados y las declaraciones– los que le dieron estabilidad al mundo después de la Segunda Guerra Mundial. Independientemente de los errores que hayamos cometido, hay un hecho clarísimo: Estados Unidos de Norteamérica ha ayudado a garantizar la seguridad mundial durante más de seis décadas con la sangre de nuestros ciudadanos y el poderío de nuestras armas. El servicio y sacrificio de nuestros hombres y mujeres de uniforme han promovido la paz y prosperidad desde Alemania hasta Corea, y permitido que la democracia eche raíces en lugares como los países balcánicos. Hemos sobrellevado esta carga no porque queremos imponer nuestra voluntad. Lo hemos hecho por un interés propio y bien informado: porque queremos un futuro mejor para nuestros hijos y nietos, y creemos que su vida será mejor si los hijos y nietos de otras personas pueden vivir en libertad y prosperidad.

Entonces, sí, los instrumentos de la guerra tienen un papel en mantener la paz. Sin embargo, este hecho debe coexistir con otro: que independientemente de cuán justificada sea, la guerra conlleva tragedia humana. La valentía y el sacrificio del soldado están llenos de gloria, expresan devoción por la patria, la causa y los compañeros de armas. Pero la propia guerra nunca es gloriosa, y nunca debemos exaltarla como si lo fuera.

Entonces, parte de nuestro desafío es reconciliar estos dos hechos aparentemente irreconciliables: que la guerra a veces es necesaria y que la guerra es, de cierta manera, una expresión de desatino humano. Concretamente, debemos dirigir nuestros esfuerzos a la tarea que el Presidente Kennedy propuso hace tiempo. “Concentrémonos”, dijo, “en una paz más práctica, más alcanzable, basada no en una revolución repentina de la naturaleza humana, sino una evolución gradual de las instituciones humanas”. Una evolución gradual de las instituciones humanas.

¿Qué apariencia cobraría esta evolución? ¿Cuáles podrían ser estas medidas prácticas?

Para comenzar, considero que todos los países, tanto fuertes como débiles, deben cumplir con estándares que rigen el uso de fuerza. Yo, como cualquier jefe de Estado, me reservo el derecho de actuar unilateralmente si es necesario para defender a mi país. No obstante, estoy convencido de que cumplir con estándares, estándares internacionales, fortalece a quienes lo hacen y aísla –y debilita– a quienes no.

El mundo respaldó a Estados Unidos tras los ataques del 11 de septiembre y continúa apoyando nuestros esfuerzos en Afganistán, debido al horror de esos atentados sin sentido y el principio reconocido de defensa propia. De la misma manera, el mundo reconoció la necesidad de confrontar a Sadam Husein cuando invadió Kuwait, un consenso que envió un mensaje claro a todos sobre el precio de la agresión.

Es más, Estados Unidos -- de hecho ningún país -- puede insistir en que otros sigan las normas si nosotros nos rehusamos a seguirlas. Pues cuando no lo hacemos, nuestros actos pueden parecer arbitrarios y menoscabar la legitimidad de intervenciones futuras, por más justificadas que sean.

Esto pasa a ser particularmente importante cuando el propósito de la acción militar se extiende más allá de la defensa propia o la defensa de una nación contra un agresor. Más y más, todos enfrentamos difíciles interrogantes sobre cómo evitar la matanza de civiles por su propio gobierno o detener una guerra civil que puede sumir a toda una región en violencia y sufrimiento.

Creo que se puede justificar la fuerza por motivos humanitarios, como fue el caso en los países balcánicos o en otros lugares afectados por la guerra. La inacción carcome nuestra conciencia y puede resultar en una intervención posterior más costosa. Es por eso que todos los países responsables deben aceptar la noción de que las fuerzas armadas con un mandato claro pueden ejercer una función en el mantenimiento de la paz.

El compromiso de Estados Unidos con la seguridad mundial nunca flaqueará. Pero en un mundo en que las amenazas son más difusas y las misiones más complejas, Estados Unidos no puede actuar solo. Estados Unidos por su cuenta no puede lograr la paz. Ése es el caso en Afganistán. Es el caso en estados fallidos como Somalia, donde el terrorismo y la piratería van de la mano con la hambruna y el sufrimiento humano. Y lamentablemente, seguirá siendo la realidad en regiones inestables en el futuro.

Los líderes y soldados de los países de la OTAN –y otros amigos y aliados– demuestran este hecho por medio de la habilidad y valentía que han mostrado en Afganistán. Pero en muchos países, hay una brecha entre los esfuerzos de los militares y la opinión ambivalente del público en general. Comprendo por qué la guerra no es popular. Pero también sé lo siguiente: la convicción de que la paz es deseable rara vez es suficiente para lograrla. La paz requiere responsabilidad. La paz conlleva sacrificio. Es por eso que la OTAN continúa siendo indispensable. Es por eso que debemos reforzar esfuerzos de mantenimiento de la paz a nivel regional y por la ONU, y no dejar la tarea en manos de unos cuantos países. Es por eso que les rendimos homenaje a quienes regresan a casa de misiones de mantenimiento de la paz y entrenamiento en el extranjero, en Oslo y Roma; Ottawa y Sydney; Dhaka y Kigali; los homenajeamos no como artífices de guerra sino como promotores de la paz.

Permítanme un punto final sobre el uso de la fuerza. Incluso mientras tomamos decisiones difíciles sobre ir a guerra, también debemos pensar claramente sobre cómo librarla. El Comité del Nóbel reconoció este hecho al otorgar su primer premio de paz a Henry Dunant, el fundador de la Cruz Roja, y un promotor del Tratado de Ginebra.

Cuando la fuerza es necesaria, tenemos un interés moral y estratégico en obligarnos a cumplir con ciertas normas de conducta. Incluso cuando enfrentamos crueles adversarios que no cumplen con ninguna regla, creo que Estados Unidos de Norteamérica debe seguir dando el ejemplo respecto a estándares en conducta de guerra. Eso es lo que nos diferencia de quienes combatimos. Ésa es la fuente de nuestra fuerza. Es por eso que prohibí la tortura. Es por eso que ordené que se clausure la prisión en la Bahía de Guantánamo. Y es por eso que he reiterado el compromiso de Estados Unidos de cumplir con el Tratado de Ginebra. Perdemos nuestra identidad cuando no cumplimos los ideales mismos que estamos luchando por defender. (Aplausos.) Y honramos dichos ideales al cumplir con ellos no sólo cuando es fácil, sino cuando es difícil.

He hablado extensamente sobre asuntos que debemos sopesar con la razón y el corazón cuando optamos por librar guerra. Pero permítanme pasar ahora a nuestro esfuerzo por evitar opciones tan trágicas y hablar sobre tres maneras en que podemos promover una paz justa y duradera.

En primer lugar, al tratar con aquellos países que trasgreden normas y leyes, creo que debemos desarrollar alternativas a la violencia que son suficientemente firmes como para cambiar la conducta, pues si queremos una paz duradera, entonces las palabras de la comunidad internacional deben tener peso. Se debe hacer que aquellos regímenes que van en contra de las normas rindan cuentas por sus actos. Las sanciones deben conllevar un escarmiento real. La intransigencia debe combatirse con mayor presión, y esa presión existe sólo cuando el mundo actúa al unísono.

Un ejemplo urgente es el esfuerzo por evitar la proliferación de armas nucleares y lograr un mundo sin ellas. A mediados del siglo pasado, las naciones acordaron regirse por un tratado con un objetivo claro: todos tendrán acceso a la energía nuclear pacífica; quienes no tienen armas nucleares deben renunciar a ellas, y quienes tienen armas nucleares deben procurar el desarme. Me he comprometido a plasmar este tratado. Es el eje de mi política exterior. Y estoy trabajando con el Presidente Medvedev para reducir las reservas de armas nucleares de Estados Unidos y Rusia.

Pero también nos incumbe a todos insistir en que países como Irán y Corea del Norte no jueguen con el sistema. Quienes afirman respetar las leyes internacionales no deben hacer caso omiso de cuando se incumplen dichas leyes. Quienes se interesan por su propia seguridad no pueden cerrar los ojos ante el peligro de una carrera armamentista en el Oriente Medio o el Extremo Oriente. Quienes procuran la paz no pueden permanecer cruzados de brazos mientras los países se arman para una guerra nuclear.

El mismo principio se aplica a quienes incumplen con las leyes internacionales al tratar brutalmente a su propio pueblo. Cuando hay genocidio en Darfur; violaciones sistemáticas en el Congo, o represión en Birmania, deben haber consecuencias. Sí, habrá acercamiento; sí, habrá diplomacia – pero tienen que haber consecuencias cuando esas cosas fallen. Y mientras más unidos estemos, menores las probabilidades de que nos veamos forzados a escoger entre la intervención armada y la complicidad con la opresión.

Esto me lleva al segundo punto: el tipo de paz que buscamos. Pues la paz no es simplemente la ausencia de un conflicto visible. Solamente una paz justa y basada en los derechos inherentes y la dignidad de todas las personas realmente puede ser perdurable.

Fue este entendimiento lo que motivó a quienes redactaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos después de la Segunda Guerra Mundial. Tras la devastación, reconocieron que si no se protegen los derechos humanos, la paz es una promesa vana.

Sin embargo, con demasiada frecuencia, se ignoran estas palabras. En algunos países, la excusa para no defender los derechos humanos es la falsa sugerencia de que éstos son principios occidentales, extraños a culturas locales o etapas de desarrollo de una nación. Y dentro de Estados Unidos, desde hace tiempo existe tensión entre quienes se describen como realistas o idealistas, una tensión que polariza las opciones: una mera lucha en defensa de nuestros intereses o una campaña interminable por imponer nuestros valores alrededor del mundo.

Rechazo estas opciones. Creo que la paz es inestable cuando se les niega a los ciudadanos el derecho a hablar libremente o practicar su religión como deseen; escoger a sus propios líderes o congregarse sin temor. Los agravios que no se ventilan empeoran, y la supresión de identidad tribal y religiosa puede llevar a la violencia. También sabemos que lo opuesto es cierto. Sólo cuando Europa obtuvo la libertad pudo finalmente encontrar la paz. Estados Unidos nunca ha librado una guerra contra una democracia, y nuestros amigos más cercanos son los gobiernos que protegen los derechos de sus ciudadanos. Independientemente de la frialdad con que se definan, no se satisfacen los intereses de Estados Unidos ni del mundo con la negación de las aspiraciones humanas.

Entonces, incluso mientras respetamos las culturas y tradiciones particulares de diferentes países, Estados Unidos siempre será una voz para las aspiraciones universales. Daremos testimonio de la silenciosa dignidad de reformistas como Aung Sang Suu Kyi; de la valentía de los zimbabuenses que emitieron sus votos a pesar de golpizas; de los cientos de miles que han marchado silenciosamente por las calles de Irán. Dice mucho el que los líderes de estos gobiernos les teman a las aspiraciones de sus propios pobladores más que al poder de cualquier otra nación. Y es la responsabilidad de todas las personas libres y los países libres dejarles en claro a estos movimientos que la esperanza y la historia están de su lado.

Permítanme decir esto también: la promoción de los derechos humanos no puede limitarse a la exhortación. A veces, debe ir acompañada de laboriosa diplomacia. Sé que el trato con regímenes represivos carece de la grata pureza de la indignación. Pero también sé que las sanciones sin esfuerzos de alcance –y la condena sin discusión– pueden mantener un status quo agobiante. Ningún régimen represivo puede ir por un nuevo sendero a no ser que tenga la opción de una puerta abierta.

En vista de los horrores de la Revolución Cultural, la reunión de Nixon con Mao parecía inexcusable, pero no hay duda de que ayudó a llevar a China por un camino en el cual millones de sus ciudadanos han podido salir de la pobreza y conectarse con sociedades abiertas. Los lazos del Papa Juan Pablo con Polonia creó un espacio no sólo para la Iglesia Católica sino también para líderes sindicales como Lech Walesa. Los esfuerzos de Ronald Reagan por el control de armas y la aceptación de la perestroika no sólo mejoraron las relaciones con la Unión Soviética sino que les otorgó poder a disidentes en toda Europa Oriental. No existe una fórmula simple. Pero debemos tratar de hacer lo posible por mantener el equilibrio entre el ostracismo y la negociación; la presión y los incentivos, de manera que se promuevan los derechos humanos y la dignidad con el transcurso del tiempo.

En tercer lugar, una paz justa incluye no sólo derechos civiles y políticos, sino que debe abarcar la seguridad económica y las oportunidades, pues la paz verdadera no es solamente la falta de temor, sino también la falta de privaciones.

No hay duda de que el desarrollo rara vez echa raíces sin seguridad; también es cierto que la seguridad no existe cuando los seres humanos no tienen acceso a suficiente alimento, el agua potable o los medicamentos que necesitan para sobrevivir. No existe cuando los niños no pueden aspirar a una buena educación o un empleo decente que mantenga a una familia. La falta de esperanza puede corromper a una sociedad desde su interior.

Y es por eso que ayudar a los agricultores a alimentar a su propia gente, o a los países a educar a sus niños y a cuidar a los enfermos no es simplemente caridad. También es el motivo por el cual el mundo debe unirse para hacerle frente al cambio climático. Hay pocos científicos que no estén de acuerdo en que si no hacemos algo, enfrentaremos más sequías, hambruna y desplazamientos masivos que alimentarán más conflictos durante décadas. Por este motivo, no son sólo los científicos y activistas los que proponen medidas prontas y enérgicas; también lo hacen los líderes militares de mi país y otros que comprenden que nuestra seguridad común está en juego.

Acuerdos entre naciones. Instituciones sólidas. Apoyo a los derechos humanos. Inversiones en desarrollo. Todos éstos son ingredientes vitales para propiciar la evolución de la cual habló el Presidente Kennedy. Sin embargo, no creo que tendremos la voluntad, la determinación o la resistencia para concluir esta labor sin algo más: esto es, la expansión continua de nuestra imaginación moral; una insistencia en que hay algo intrínseco que todos compartimos.

Al reducirse el mundo, uno pensaría que iba a ser más fácil que los seres humanos reconozcamos lo similares que somos; que comprendamos que todos nosotros queremos básicamente lo mismo; que todos anhelamos la oportunidad de vivir con cierto grado de felicidad y satisfacción para nosotros y nuestra familia.

Sin embargo, dado el vertiginoso ritmo de la globalización y la homogenización cultural promovida por la modernidad, no debería sorprendernos que la gente tema perder lo que aprecia de su identidad particular: su raza, su tribu y quizá más que nada, su religión. En algunos lugares, este temor ha producido conflictos. A veces, incluso parecemos estar retrocediendo. Lo vemos en el Oriente Medio, donde el conflicto entre árabes y judíos parece estar agravándose. Lo vemos en los países donde las divisiones tribales causan estragos.

Y más peligroso aun, lo vemos en la manera en que se usa la religión para justificar el asesinato de inocentes por personas que han distorsionado y profanado la gran religión del Islam, y que atacaron a mi país desde Afganistán.

Estos extremistas no son los primeros en matar en nombre de Dios; hay amplia constancia de las atrocidades de las Cruzadas. Pero nos recuerdan que ninguna Guerra Santa puede ser jamás una guerra justa, pues si uno realmente cree que cumple con la voluntad divina, entonces no hay necesidad de templanza, no hay necesidad de perdonarle la vida a una madre embarazada o a un asistente médico, o trabajador de la Cruz Roja, ni siquiera a una persona de la misma religión. Una perspectiva tan distorsionada de la religión no sólo es incompatible con el concepto de la paz, sino también creo que es incompatible con el propósito de la fe, pues la regla de vital importancia en todas las principales religiones es tratar a los demás como te gustaría que te traten a ti.

Cumplir con esta ley de amor siempre ha sido el foco en la lucha de la naturaleza humana. No somos infalibles. Cometemos errores y caemos presa de las tentaciones del orgullo y el poder, y a veces la maldad. Incluso aquellos de nosotros con las mejores intenciones a veces dejamos de rectificar los errores ante nosotros.

Pero no tenemos que pensar que la naturaleza humana es perfecta para continuar creyendo que se puede perfeccionar la condición humana. No tenemos que vivir en un mundo idealizado para seguir aspirando a los ideales que lo harían un lugar mejor. La no violencia que practicaban hombres como Gandhi y King quizá no sea práctica o posible en todas las circunstancias, pero el amor que predicaron, su fe en el progreso humano, siempre debe ser la estrella que nos guíe en nuestra travesía.

Pues si perdemos esa fe, si la descartamos como tonta o ingenua, si existe un divorcio entre ésta y las decisiones que tomamos sobre asuntos de guerra y paz… entonces perdemos lo mejor de nuestra humanidad. Perdemos nuestro sentido de lo que se puede lograr. Perdemos nuestro compás moral.

Al igual que las generaciones anteriores a la nuestra, debemos rechazar ese futuro. Como dijo el Dr. King en una ceremonia similar hace tantos años, “Me rehúso a aceptar la desesperanza como la respuesta final a la ambigüedad de la historia. Me rehúso a aceptar la idea de que la realidad actual de la naturaleza humana haga que el hombre sea moralmente incapaz de alcanzar las aspiraciones eternas que siempre enfrenta”.

Aspiremos al mundo que debería existir: esa chispa de divinidad que aún llevamos como inspiración en el alma. (Aplausos.)

Hoy en algún lugar, en estos precisos momentos, en el mundo como lo es, un soldado ve que alguien lo sobrepasa en potencia de fuego pero permanece firme para mantener la paz. Hoy en algún lugar de este mundo, una joven manifestante aguarda la brutalidad de su gobierno, pero tiene la valentía de seguir marchando. Hoy en algún lugar, una madre enfrenta una pobreza devastadora pero de todos modos se da tiempo para enseñarle a su hijo, junta las pocas monedas que tiene para enviar a ese niño a la escuela porque cree que un mundo cruel todavía puede dar cabida a sus sueños.

Vivamos siguiendo su ejemplo. Podemos reconocer que la opresión siempre estará entre nosotros y aun así, esforzarnos por lograr la justicia. Podemos admitir la inflexibilidad de la depravación y aun así, esforzarnos por lograr la dignidad. De ojos abiertos, podemos comprender que habrá guerras y aun así, esforzarnos por lograr la paz. Podemos hacerlo, pues ésa es la historia del progreso humano; ésa es la esperanza de todo el mundo, y en este momento de desafíos, ésa debe ser nuestra labor aquí en la Tierra.

Muchas gracias. (Aplausos.)

jueves, 10 de septiembre de 2009

"¡Basta de juegos, es tiempo de acción!"

EM., Int., 10-09-09.

En un tono a veces desafiante, Obama pidió al Congreso apurar la reforma de la salud, defendió el proyecto y aclaró sus puntos más controvertidos.

--

"Yo no soy el primer Presidente en impulsar esta causa, pero estoy determinado en ser el último", afirmó anoche un desafiante Barack Obama frente al Congreso en pleno, defendiendo lo que desde su campaña electoral anunció como su "proyecto estrella": la reforma al sistema de salud, que sigue estancada en medio de una fuerte resistencia republicana y de algunos miembros de su partido.

"Ha pasado casi un siglo desde que Theodore Roosevelt llamó por primera vez a una reforma sanitaria", recordó el Mandatario estadounidense. "Nuestro fracaso colectivo a la hora de enfrentar este desafío, año tras año, décadas tras década, nos ha llevado a un momento crucial", añadió Obama ante los legisladores, a los que advirtió que no está más dispuesto a "perder el tiempo".

"En vez de un debate honesto -aseguró el Presidente-, hemos visto tácticas para asustar" a los estadounidenses. "Demasiados utilizaron esta oportunidad para ganar puntos políticos de corto plazo", se quejó, haciendo referencia al "espectáculo partidista" que, a su juicio, brindaron en Washington legisladores opuestos a la reforma.

Obama les dijo a los parlamentarios republicanos que las puertas de su oficina estaban abiertas para recibir sus propuestas, en la medida en que éstas no intenten boicotear su proyecto. "No perderé tiempo con los que han hecho el cálculo de que políticamente es mejor matar este plan que mejorarlo", afirmó.
En tono retador, advirtió: "El tiempo de las riñas se acabó (...) Basta de juegos, es tiempo de acción".

Tres objetivos.

Los objetivos del plan son tres, explicó Obama en su discurso: suministrar un seguro a los que carecen de ello, dar más seguridad y estabilidad a los que ya lo tienen y reducir los costes sanitarios para las familias, las empresas y el gobierno.

Dirigiéndose a la opinión pública, el Presidente aclaró: "Nada en nuestro plan requiere que usted cambie lo que ya tiene", en referencia a las pólizas privadas que paga la inmensa mayoría de trabajadores y empresas, y que algunos ciudadanos temen que sean cambiadas por una opción pública.

En cambio, detalló Obama, las aseguradoras deberán garantizar libre acceso a todos los que quieran una póliza, sin discriminar ni rechazar por tener problemas de salud previos, ni modificar la cobertura por enfermedades imprevistas.

El proyecto, recordó, hará que sea ilegal que las aseguradoras cancelen las pólizas cuando el asegurado caiga enfermo de ciertas enfermedades. Y pondrá límites a los gastos extras que podrán reclamar las aseguradoras.

Para los aproximadamente 46 millones de estadounidenses sin cobertura, el gobierno se compromete a crear una especie de bolsa de seguros médicos, a la que individuos y empresas podrán acudir para buscar la póliza que les convenga, a precios competitivos. Esa bolsa sería una intervención del gobierno federal.

Todo ello costaría en torno a US$ 900.000 millones, reconoció Obama, quien aseguró que ese dinero no se añadiría al galopante déficit público.

Obama también tildó de "mentira, pura y simple" las acusaciones de que su reforma conllevaría la creación de unos supuestos "tribunales de la muerte" en los cuales doctores y administradores podrían determinar qué pacientes de la tercera edad merecen tratamiento médico.

Además, desmintió que la reforma vaya a asegurar a inmigrantes ilegales, tal como se ha dicho. Cuando pronunció esto, una voz proveniente del lado derecho del auditorio, donde se agrupaban los legisladores republicanos, gritó: "¡Mientes!".

Respuesta republicana.

La reacción republicana en el Congreso deja presagiar que la colaboración bipartidaria no será fácil en el tramo final del debate. A nombre del partido, el representante de Luisiana, Charles Boustany, afirmó que "es tiempo de recomenzar con un plan de sentido común, bipartidario", pero criticó la versión de la reforma aprobada en julio por la Comisión de Salud del Senado. "Crea 53 nuevas entidades burocráticas gubernamentales, añade cientos de millones de dólares a la deuda nacional y aumenta en cerca de 600.000 millones de dólares los impuestos a los generadores de empleo", criticó.

"No perderé tiempo con los que han hecho el cálculo de que políticamente es mejor matar este plan que mejorarlo".Barack Obama

Repercusión en la prensa.

The Washington Post: "En su discurso en el Congreso, Barack Obama hizo lo que mucha gente le ha instado hace tiempo que haga, comenzar a poner su propia estampa en la legislación y enmarcar el debate en términos que tendrán apoyo público".

The New York Times: "El discurso de anoche fue más que sobre salud. Fue un esfuerzo de este aún nuevo Presidente para demostrar su autoridad a un Congreso que había empezado a cuestionar su fortaleza (...) y mostrar que él no era otro Jimmy Carter: un académico, algo distante, un administrador a pequeña escala que quizás no estaba listo para ser el jefe de la nación".

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Gobierno electrónico: Obama 2.0.

EM, EE, 09-09-09.

Su sello de campaña fue la cercanía con la gente. Y ha cumplido, valiéndose del uso de herramientas 2.0 como Facebook, twitter y flickr en el sitio de la casa blanca.

Por Catalina Correia C.

Obama paseando de la mano con su señora por la playa. Obama con la familia en pleno en el cine. Obama jugando con sus niñas. Obama y el perro de agua portugués. Todas imágenes a las que hemos tenido acceso no gracias a un indiscreto paparazzi, sino porque corresponden a la política 2.0 de la Casa Blanca.

Fue su sello de campaña. El político logró distanciarse de su contendora, Hillary Clinton, utilizando las redes sociales como Facebook, Twitter y You Tube, para llevar su mensaje a los norteamericanos, y más importante aún, para escucharlos (algo que aquí en Chile los políticos están lejos de entender).

La cercanía y ese atributo tan difícil de definir que es la empatía, hicieron que se impusiera al republicano John McCain. Y cuando asumió la presidencia de Estados Unidos, quedó claro que no serían sólo promesas. Al segundo de ser investido como mandatario, la página web de la Casa Blanca (www.whitehouse.gov) mostró su nueva cara, mucho más amable gracias al uso de herramientas 2.0, que permiten una comunicación bidireccional entre los ciudadanos y el gobierno.
El responsable de estos cambios es Macon Phillips, director de nuevos medios de la Casa Blanca, un cargo creado por el propio Obama. Un hombre común y corriente, que al asumir este desafío anunció que no tenía ningún tipo de relación con materias gubernamentales más allá de las de ser un contribuyente.

Una de las innovaciones más impactantes ha sido la implementación de un sistema de comunicación con sus compatriotas a través de internet, donde responde en vivo a preguntas que ciudadanos comunes y corrientes envían previamente.

Este tipo de reuniones han servido para debatir temas problemáticos para el país del norte, como salud y economía.

e-Participación.

El sitio cuenta también con un blog, el que ocupa un lugar destacado dentro de la portada, donde miembros del gobierno dan cuenta de su opinión sobre distintos temas, en un lenguaje común y cercano. Los ciudadanos pueden acceder también a la sección de noticias, suscribirse al RSS del blog (una forma de saber qué es lo último que se ha publicado) o inscribirse para recibir las últimas novedades en su correo electrónico.

Presidente TI.

A Obama no le vienen con cuentos. Lo de la tecnología no es una moda ni una estrategia política para mantener contentos a los contribuyentes. Siempre ha sido un fanático de las tecnologías, desde sus comienzos como abogado en Chicago. Por ejemplo, no se despega de su Blackberry en ningún minuto. El tema se convirtió en asunto de Estado, cuando el futuro presidente señaló que jamás abandonaría su teléfono inteligente, aun cuando por razones de seguridad no era recomendable. Finalmente lo consiguió, muy a pesar de sus asesores. Pero donde manda capitán...

domingo, 26 de julio de 2009

Controversia racial.

EM., Int., 23-07-09.

Obama se involucra en aguda polémica racial al criticar arrestos de negros y latinos.

El Mandatario criticó la detención de un profesor universitario negro: "En este país hay una larga historia de detenciones injustificadas de afro-estadounidenses y latinos por la policía".

MASSACHUSETTS.- El Presidente Barack Obama dice que en Estados Unidos hay toda una historia de un trato potencialmente discriminatorio hacia negros e hispanos, al salir en defensa de un académico negro que fue arrestado en su casa por la policía de Boston.

En respuesta a Obama -quien mencionó la "larga historia de detenciones injustificadas" de negros y latinos por parte de la policía, en referencia al arresto del académico negro Henry Louis Gates- el sargento de policía blanco que realizó ese arresto se declaró el jueves decepcionado, afirmando que el Mandatario habló sin conocer todos los hechos.

La semana pasada, el sargento James Crowley acudió a la casa de Gates cerca de la Universidad de Harvard debido a una denuncia de robo y exigió al académico que le mostrara un documento de identidad. La policía dice que éste se negó y acusó al policía de racista. Gates fue acusado de desorden público. El cargo fue desestimado el martes y Gates exigió luego que el policía se disculpe.

El caso motivó una pregunta a Obama, quien es amigo de Gates, al final de una conferencia de prensa televisada sobre salud pública el miércoles por la noche.

"Me parece justo decir, primero, que cualquiera de nosotros estaría enfadado", dijo Obama. "Segundo, la policía de Cambridge actuó de manera estúpida al arrestar a alguien cuando ya estaba demostrado que se encontraba en su propia casa. Y, tercero —algo que sabemos es aparte del incidente—, en este país hay una larga historia de detenciones injustificadas de afro-estadounidenses y latinos por la policía. Es un hecho".

Entrevistado por una radioemisora el jueves, Crowley afirmó que no había hecho nada malo al detener a Gates. "Apoyo al presidente hasta cierto punto, (pero) sí, me decepciona que se haya metido en lo que es un asunto local y que se resuelve aquí", dijo. "Como dijo él mismo... no conoce todos los hechos".

Crowley no respondió de inmediato a los pedidos de declaraciones de The Associated Press. Gates, director del Instituto W.E.B. Du Bois de Investigaciones Africanas y Afro-estadounidenses de Harvard, dijo que estaba "indignado" por el arresto, que revelaba la "vulnerabilidad de los hombres negros en Estados Unidos".

Crowley dijo que no se disculpará y el sindicato policial le expresó su apoyo "pleno e incondicional".

--

EM., Int., 23-07-09.

Se abre debate sobre el tema racial en Estados Unidos:

Obama desata polémica al calificar de "estúpido" el actuar de la policía que arrestó a profesor negro.

El oficial a cargo de la detención de Henry Louis Gates, académico de Harvard, dijo ayer estar "decepcionado" del Presidente, y que éste opinó sin conocer todos los hechos.

BARACK OBAMA, Presidente de EE.UU: "La policía actuó de manera estúpida al detenerlo, cuando la prueba de su inocencia era que él estaba en su propia casa".

JAMES CROWLEY, Policía que detuvo al académico negro: "Apoyo al Presidente hasta cierto punto, (pero) sí, me decepciona que se haya metido en lo que es un asunto local y que se resuelve aquí".

--

Sin proponérselo, el Presidente de EE.UU., Barack Obama, desató una polémica racial al calificar de "estúpido" el comportamiento de un policía que la semana pasada detuvo a un destacado profesor negro de la universidad de Harvard en su domicilio, confundiéndolo con un ladrón. El ofical que dirigió el arresto se declaró ayer "decepcionado" del Mandatario, y afirmó que éste habló sin conocer todos los hechos.

Obama dijo la noche del miércoles, al final de una conferencia de prensa, que en Estados Unidos hay toda una historia de un trato potencialmente discriminatorio hacia negros e hispanos, al salir en defensa de Henry Louis Gates (58), el destacado académico negro.

"Me parece justo decir, primero, que cualquiera de nosotros estaría enfadado", dijo Obama. "Segundo, la policía de Cambridge actuó de manera estúpida al arrestar a alguien cuando ya estaba demostrado que se encontraba en su propia casa", prosiguió el Presidente.

"Sospechoso".

La semana pasada, el profesor Gates se vio obligado a forzar la puerta de entrada de su casa, ya que había olvidado sus llaves. Momentos después recibió la visita de la policía, que se presentó en el lugar alertada por una vecina que pensó que se trataba de un ladrón, recuerda el diario The New York Times.

El sargento Crowley acudió a la casa de Gates, cerca de la Universidad de Harvard, y le exigió al académico que le mostrara un documento de identidad. El catedrático mostró al agente tal papel y también acreditó que estaba en su domicilio, pero resultó detenido por perturbar el orden público.

Según el policía, Gates montó en cólera después de que se le pidiera la identificación y "siguió gritando aunque se le advirtió varias veces. Pudo resolver la situación tranquilizándose o volviendo a entrar en la casa".

Gates al momento de su arresto calificó a los agentes de racistas, exclamando:

"Es así como se trata a los negros en EE.UU.".

Los cargos fueron desestimados el pasado martes y el académico, quien es director del Instituto W.E.B. Du Bois de Investigaciones Africanas y Afroestadounidenses de Harvard, exigió que el policía se disculpe.

Añadió que estaba "indignado" por el arresto, y que el hecho revelaba la "vulnerabilidad de los hombres negros".

Fuerte debate.

Además de la molestia del sargento Crowley, el departamento de policía al que pertenece manifestó públicamente su solidaridad hacia el oficial (ver recuadro), y en todos los diarios y medios de ese país se formó un gran debate sobre el tema racial.

Ante la polémica desatada Obama volvió a referirse al tema ayer en la tarde. "Debo decir que estoy sorprendido por la controversia surgida por mi declaración, porque creo que fue una simple observación de que muy probablemente no era necesario esposar a un tipo, un hombre de mediana edad que utiliza un bastón, que está en su propia casa", dijo al canal ABC.

Entrevistado ayer, James Crowley afirmó que no había hecho nada malo al detener a Gates. "Apoyo al Presidente Obama hasta cierto punto, (pero) sí, me decepciona que se haya metido en lo que es un asunto local y que se resuelve aquí", aseguró Crowley. "Como dijo él mismo... no conoce todos los hechos", añadió el oficial, según la AP.

Crowley dijo que no se disculpará y el sindicato policial le expresó su apoyo "pleno e incondicional".

Obama no fue el único personaje que se refirió al tema. El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, salió a defender los dichos de Obama.

"Debemos precisar. (Obama) No trató de estúpido al policía. Sólo quería decir que en cierto momento la situación se le escapó de las manos y pienso que todas las partes están de acuerdo sobre esto", indicó, de acuerdo a Ansa.

Para Ralph Richard Banks, profesor de leyes de la universidad de Stanford, la situación planteada tras el arresto, es compleja. "El oficial, en lugar de tratar al profesor Gates como un miembro respetado de la facultad de Harvard, probablemente esperaba más deferencia de él porque era negro. El profesor Gates, a su vez, probablemente actuó más desafiantemente debido a que el oficial era blanco".

El académico de Stanford, agregó al sitio web de The New York Times, que "de la misma forma que el policía pudo suponer que Gates no pertenecía a ese barrio de clase alta, el profesor pudo presumir que Crowley era un racista, con la intención de hostigarlo". Eso sí, cree que Crowley sobrerreaccionó.

El acusado tiene su defensa.

James Crowley, el policía que detuvo la semana pasada al académico negro, es un especialista en "etiquetamiento racial" en la academia de Policía de Massachusetts, donde dicta un curso sobre el tema desde hace cinco años, informó ayer la agencia AP.

El director de la academia, Thomas Fleming, dijo que Crowley es un "buen modelo" para los cadetes y que por eso fue elegido para el puesto por el entonces jefe de policía, Ronny Watson, quien es de raza negra.

En su curso, Crowley debe enseñar a los cadetes a no hacer diferencias entre las personas por su origen étnico.

El sindicato de policías respaldó ayer a Crowley, y criticó a Barack Obama por haber definido como "estúpida" a la policía de Cambridge, Massachusetts.

"Obama no estaba allí, no sabe qué ocurrió", dijo Jim Pascoe, director de la oficina legislativa del Fraternal Order of Police a propósito del comentario.

Según Pascoe, el profesor Henry Louis Gates "provocó al policía que lo detuvo" en lugar de mostrarle un documento de identificación.

--

EM., Int., 25-07-09.

Fuerte controversia racial en Estados Unidos:

Obama pide disculpas e invita a una cerveza al policía y al profesor de la polémica racial.

Reconoció que se refirió en forma "desafortunada" a la detención del académico negro. El Presidente invitó una cerveza en la Casa Blanca al sargento y al profesor de la polémica. En uno de sus libros, el Mandatario comenta cómo ha sufrido la discriminación. Agentes policiales de varias razas criticaron al gobernante.

El Presidente reconoció que actuó mal al calificar de "estúpido" el proceder policial en la detención del académico negro.

Se suele decir que es bueno admitir los errores propios, y si es el propio Presidente de EE.UU. el que da el ejemplo, por algo será. Barack Obama intentó ayer calmar una controversia racial y reconoció que había elegido mal su manera de expresarse sobre el arresto del profesor negro Henry Louis Gates Jr. al decir que "podría haber calibrado esas palabras de distinta manera", y lo invitó a él y al policía que lo detuvo a tomar una cerveza en la Casa Blanca.

Obama irrumpió en la rueda de prensa cotidiana de su portavoz y dijo que llamó por teléfono a James Crowley, el oficial blanco que arrestó a Gates y que esa conversación le confirmó que el sargento es un buen hombre y un oficial sobresaliente. Añadió que más tarde había hablado con el académico de Harvard.

El Presidente causó una pequeña conmoción días atrás cuando dijo en una conferencia de prensa en horario estelar que la policía de Cambridge, Massachusetts, "actuó de manera estúpida" al arrestar por alteración del orden público a Gates, un muy destacado académico y amigo suyo, indicó AP.

"El hecho de que haya suscitado tanta atención creo que es testimonio de que estos temas siguen siendo muy sensibles en Estados Unidos", dijo. "En la medida en que la elección de mis palabras no aclararon, sino al contrario, contribuyeron a la efervescencia de los medios, creo que fue desafortunada", reconoció Obama, aunque sin pedir disculpas explícitamente.

Por la fuerza.

"Al final de la conversación -relató el Presidente- hablamos de tomar una cerveza aquí en la Casa Blanca con él y el profesor Gates", agregó.

The New York Times indicó en su sitio web que si bien Obama no usó específicamente la palabra "disculpas", sus ayudantes dijeron que ese era el sentimiento que le había transmitido al oficial Crowley.

Obama conoce a Gates desde la época en que él también era profesor en Harvard.

Especializado en asuntos afroamericanos en esa prestigiosa universidad, Gates fue arrestado el 16 de julio pasado tras forzar la puerta de su propia casa porque no encontraba las llaves a su regreso de un viaje.

La policía de Cambridge había sido alertada por una vecina que pensó que se trataba de un robo. Crowley llegó al lugar y le pidió una identificación a Gates.

Al comienzo se negó, pero luego le mostró su credencial de la universidad, y, según el sargento, comenzó a gritar que estaba sufriendo tratos discriminatorios, y lo arrestó por alterar el orden público, cargos que fueron luego abandonados.

Hasta ahí la controversia fue más bien local, pero fue la intervención de Obama lo que elevó la polémica a nivel nacional, y la convirtió en noticia en todo el mundo.

Desde entonces, en la televisión y en los blogs se discutía si se le había pasado la mano al primer Presidente negro de EE.UU., cuando, delante de millones de telespectadores, arremetió contra el policía blanco, considerando que él mismo admitió desconocer los detalles del incidente, comenta DPA.

NEWT GINGRICH Líder republicano: "(Obama) fue muy sabio en llamar al policía que había criticado en la rueda de prensa; fue una manera muy elegante de disculparse".

BARACK OBAMA: "Creo que por desgracia di la impresión de estar injuriando a la Policía (...) podría haber calibrado esas palabras de distinta manera".

La molestia de los oficiales.

Horas antes de la intervención de Obama, sindicatos de policía y colegas de variadas razas de James Crowley cerraron filas con él. Dennis O'Connor, presidente de la Asociación de Oficiales Superiores de la Policía de Cambridge, dijo que Obama agravó la situación "al sugerir que de alguna forma el caso pone en evidencia la historia de abusos raciales en el país".

Steve Killian, presidente de la Asociación de Oficiales de los Patrulleros de Cambridge, también opinó que Obama "debería disculparse ante el personal policial de todo el país".

El Presidente y el tema del color de piel.

Claramente, el tema racial ha sido importante en la carrera de Obama. En su libro "The Audacity of Hope" (2006), el Presidente escribe que él personalmente ha sentido la discriminación: "Guardias que me siguen en una tienda, parejas blancas que me dan las llaves de sus autos (para que se los vaya a buscar) si estoy parado frente a un restaurante, esperando que me traigan el mío; patrulleros que me detienen y me interrogan sin razón aparente. Sé lo que es que la gente me diga que no puedo hacer algo por el color de mi piel. Y conozco el sabor amargo de la furia contenida".

El periodista Ellis Cose, autor de "The Rage of a Privileged Class" recordó a AP que en el Senado de Illinois, Obama auspició proyectos de ley para combatir la discriminación racial derivada del aspecto de una persona.

domingo, 19 de julio de 2009

Obama insta a jóvenes negros a que aspiren a ser más que "sólo basquetbolistas o raperos"

EM., Int., 18-07-09.

En una apasionada alocución ante la NAACP, la mayor organización de derechos civiles de los afroamericanos, el Presidente de EE.UU. hizo un llamado a la comunidad de color a cambiar de mentalidad. Fue la primera vez que el mandatario aborda el tema de la discriminación racial desde que llegó a la Casa Blanca.

"Ser afroamericano y vivir en un barrio pobre no son razones para tener malas notas o abandonar los estudios".

"Para los padres, no basta con mandar a nuestros hijos a la escuela y luego abandonarlos cuando llegan a casa. Tenemos que aceptar nuestras responsabilidades".

"Dejen de decirles a sus hijos que, porque son de cierta raza, hay cosas que siempre les estarán limitadas. ¡Quiero que vean un horizonte ilimitado!".

--

En su primer discurso acerca de la discriminación racial desde que llegó a la Casa Blanca, el Presidente Barack Obama llamó a los jóvenes negros de EE.UU. a que aspiren a ser más que basquetbolistas o estrellas del rap.

En Nueva York, ante cinco mil miembros de la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP), la organización por los derechos civiles más grande de Estados Unidos y que el jueves cumplió 100 años, el Mandatario señaló que "el dolor de la discriminación" aún se siente en Estados Unidos, pero que los padres negros deben enseñar a sus hijos que no "hay excusas" para rendir menos de lo esperado.

"Tenemos que decirles a nuestros hijos: sí, si eres afroamericano, las posibilidades de crecer entre la delincuencia y las bandas son mayores; sí, si vives en un barrio pobre, te enfrentarás a dificultades que algunos en los barrios residenciales ricos no tienen que sortear. Pero esas no son razones para tener malas notas, esas no son razones para faltar a clase o para abandonar los estudios. ¡Basta de excusas! Nadie ha escrito tu destino por ti. Tu destino está en tus manos. ¡No hay excusas!".

También apeló a los padres. "Debemos aceptar nuestras responsabilidades. Eso significa apartar la consola (de juegos de video) y acostar a los niños a una hora razonable, ir a las reuniones con profesores, leer a los niños y ayudarles con la tarea".

El Presidente señaló que la discriminación aún la sufren "las mujeres afroamericanas a quienes se les paga menos por hacer el mismo trabajo que sus colegas de raza y género diferentes". Sin embargo, dijo creer que pese a todo "probablemente nunca ha habido menos discriminación racial en Estados Unidos de la que hay actualmente".

Por eso Obama instó a la comunidad afroamericana a cambiar de mentalidad.

"Los programas del gobierno no van a conseguir por sí solos que nuestros hijos lleguen a la tierra prometida. Necesitamos una nueva mentalidad, un nuevo conjunto de actitudes", destacó el Mandatario.

Según Obama, la comunidad negra ha "interiorizado una serie de limitaciones" que les hacen esperar "muy poco del mundo y de ellos mismos".

Adoptando un apasionado estilo de predicador negro, Obama llamó a los niños afroamericanos a abrazar modelos que vayan más allá de la estrella del básquetbol LeBron James o del rapero Lil Wayne.

"Quiero que aspiren a ser científicos e ingenieros; doctores y profesores, no sólo basquetbolistas y raperos. Quiero que aspiren a ser un juez de la Corte Suprema. Quiero que aspiren ser Presidente de los Estados Unidos de América", exclamó Obama, desatando efusivos aplausos de la audiencia.

Obama incluso apelo a su propia historia de vida. "Mi vida, fácilmente, podría haber girado hacia lo peor", dijo. Pero según destacó, él contó con una madre que lo empujó y le inculcó la importancia de la educación. Hoy, para los negros, la educación es el arma principal para completar la obra que empezaron Martin Luther King y los titanes de la lucha por los derechos civiles, concluyó el Mandatario.

El discurso de la noche del jueves, que se prolongó por 45 minutos, fue el primero que dio Obama acerca del tema racial en EE.UU. desde que fue forzado a obviarlo durante la campaña presidencial tras la controversia por los incendiarios dichos de su ex pastor, el reverendo Jeremiah Wright, señala The Times.

En abril del año pasado, Wright afirmó en entrevistas, conferencias y sermones, que EE.UU. se merecía el atentado del 11-S de 2001, o que ese país creó el sida para infectar a la población negra de África.

La NAACP es una gigantesca organización cuyo propósito es el de mantener viva la llama del antirracismo y que actualmente mueve dinero e influencias de considerable magnitud.

jueves, 18 de junio de 2009

Obama propone medidas para fortalecer a la Fed y crear una oficina de protección al consumidor.

Presidente de EE.UU. detalló la mayor reforma al sistema financiero desde la Gran Depresión.

Se anticipa una dura batalla política en el Congreso de EE.UU. para la aprobación de la iniciativa que ya tiene fuertes detractores. Encuesta arrojó una caída de cinco puntos en la popularidad del Mandatario producto de la crisis.

LUZ MARÍA ZAMBRANA.

Tras casi seis meses de consultas sobre cómo regular mejor al sistema financiero, el Presidente de EE.UU., Barack Obama, finalmente presentó su propuesta para corregir una "cascada de errores" que derivó en la peor crisis desde la Gran Depresión.

En su discurso, Obama insistió en la importancia del equilibrio entre más regulación y libre mercado. Sus planteamientos incluyen reforzar el control de las firmas financieras, mayor normativa de los mercados, la creación de una agencia de protección del consumidor que supervise los productos como las tarjetas de crédito y las hipotecas. Además, espera otorgar al gobierno herramientas para la resolución de cualquier institución financiera cuya quiebra amenace la estabilidad del sistema.

La administración también se propone promover una mejora en las normas internacionales. También busca ampliar el poder y autoridad a la Fed para supervisar a las instituciones "muy grandes para caer" sin poner en riesgo a la economía, como fue el caso de Lehman Brothers. Sin embargo, ésta fue también una de las medidas más criticadas, ya que aleja a la entidad de su tradicional campo de acción.

Obama buscará un mayor control sobre actores como los fondos de cobertura ( hedge funds ), que hasta ahora escapaban de la supervisión de las autoridades, así como la regulación de mercados y productos acusados de tener un rol en el desencadenamiento de la crisis, como los activos respaldados por hipotecas y productos derivados, como los Credit Default Swaps (CDS).

En tanto, en Europa comienza hoy una cumbre en Bruselas, en la que se discutirán las propuestas de la Comisión Europea para una reforma financiera.

Críticas y aplausos.

El plan de Obama -que es el más amplio en casi siete décadas- deberá ser sometido al Congreso, donde se anticipa el comienzo de una dura batalla de varios meses entre sus detractores republicanos y algunos demócratas que reprochan la expansión del rol del gobierno en la economía y los que lo estiman necesario. El mandatario quiere que la ley se apruebe este año.

Fuera de la arena política, la propuesta también ha recibido críticas cruzadas. El Premio Nobel de Economía Paul Krugman la aplaudió. En tanto, varios economistas criticaron que las medidas no son lo suficientemente amplias, mientras otros dijeron que se creará más burocracia. El presidente de la Asociación de Bancos, Edward Yingling, afirmó tener serios reparos en relación a varias medidas, y David Hirschmann, de la Cámara de Comercio, el mayor grupo de lobby económico de EE.UU., dijo que el plan es decepcionante.

En tanto una encuesta de la NBC y The Wall Street Journal reveló la caída en la popularidad de Obama como resultado del desempleo y el déficit fiscal. Según el sondeo, su gestión cuenta ahora con un respaldo de un 56% de los estadounidenses, 5% menos que el mes pasado.

Ver discurso en http://www.youtube.com/whitehouse#all/E2DF555085A73B44-all/0/CHpnfif8MfI

lunes, 15 de junio de 2009

Barack Obama pone fin al antagonismo entre Islam y Occidente con histórico discurso.

EM., Int., 05-06-09.

Las palabras del Mandatario en El Cairo plantean un nuevo comienzo en las relaciones con el mundo musulmán y rompen con la política que mantuvo George W. Bush en la región.

El Presidente de EE.UU., Barack Obama, pronunció ayer en El Cairo un discurso histórico en el que no sólo destacó los logros de la civilización islámica y dijo que "EE.UU. y el Islam no están en guerra", sino que expresó una inusual crítica contra la ocupación israelí de los territorios palestinos.

Las declaraciones del Mandatario estadounidense en el auditorio de la Universidad de El Cairo proponen un quiebre radical en relación con la política que mantenía su antecesor, George W. Bush, quien siempre apoyó todas las acciones del gobierno israelí.

Obama subrayó que el mundo musulmán también debe luchar contra los "prejuicios" antiestadounidenses, al aludir a algunos asuntos delicados en materia de derechos humanos, como el papel de la mujer o la "libre elección" en las sociedades musulmanas.

"Su mensaje fue histriónico y enérgico, por momentos fue combativo y amonestador, promovió la democracia en Egipto, advirtió a los israelíes sobre la construcción de nuevos asentamientos y reconoció que Estados Unidos se había apartado de sus ideales, particularmente en la guerra de Irak", escribió The New York Times.

"Obama ofreció pocos detalles de cómo resolver los problemas y conflictos, pero presentó su propia biografía como una conexión creíble con su audiencia", agregó el diario.

Otros medios señalaron que a pesar de que Obama usó un tono mucho más fuerte que antes para abordar algunos de los temas más difíciles para alcanzar la paz en Medio Oriente, el largo discurso se pareció a veces a una conferencia. "Aunque urgió a los países árabes a hacer más para alcanzar la paz con Israel, Obama también se refirió apasionadamente a lo que consideró el derecho de los palestinos a tener su propio Estado", dijo el Washington Post.

Obama defendió la política de su país y de los aliados en Afganistán. Respecto a la guerra en Irak prometió que EE.UU. estará abierto a la diplomacia y al multilateralismo.

Después de su discurso, Obama visitó las célebres pirámides de Gizeh. Posteriormente, el Mandatario se trasladó a Alemania, donde hoy visitará el campo de concentración de Buchenwald en compañía de la Canciller Angela Merkel. Mañana, Obama asistirá en Francia a las ceremonias del 65º aniversario del desembarco de Normandía.

Paso crucial Ban Ki-moon, Secretario General de la ONU, declaró ayer que el discurso de Obama es un "paso crucial" para sortear diferencias.

Vine a buscar un nuevo comienzo entre Estados Unidos y los musulmanes, un comienzo basado en el interés mutuo y el respeto mutuo, un comienzo basado en esta verdad de que los Estados Unidos y el Islam no se excluyen".

"Estados Unidos no ha estado ni estará nunca en guerra con el Islam".

"Este ciclo de desconfianza y de discordia debe terminar".

"Mientras nuestras relaciones sean definidas por nuestras diferencias, daremos el poder a los que siembran el odio antes que la paz, a los que promueven el conflicto en vez de la cooperación".

Dos Estados para superar conflicto palestino-israelí.

El Presidente de Estados Unidos sostuvo que "la única solución para las aspiraciones de ambas partes debe ser dos Estados, donde israelíes y palestinos vivan en paz y seguridad".

Aunque Obama subrayó el "vínculo inquebrantable" de EE.UU. con Israel, pidió el cese de la colonización judía. Israel reaccionó indicando que esperaba reconciliarse con el mundo musulmán pero insistió en su necesidad de garantizar su seguridad. En cambio, rabinos derechistas condenaron con dureza las palabras del Mandatario.

La Autoridad Nacional Palestina aplaudió el discurso, que calificó de "buen comienzo". El movimiento islamista palestino Hamas señaló un "cambio tangible" en el discurso de Obama respecto del mundo musulmán, pero sostuvo que también había "contradicciones".

Relaciones en Teherán.

En su discurso, Obama consideró que la confrontación sobre el programa nuclear iraní alcanzó "un punto decisivo", aunque estimó que Teherán tiene derecho a dotarse de energía nuclear con fines pacíficos. El ayatolá Ali Jamenei dijo que "los cambios deben hacerse en la práctica y no dirigiendo discursos bonitos a los musulmanes en el mundo".

--

Vea y escuche el discurso en http://www.youtube.com/watch?v=NaxZPiiKyMw

domingo, 7 de junio de 2009

Las batallas políticas de Obama.

EM Int 07-05-09.

Las promesas económicas fueron claves en su triunfo pero ahora debe enfrentar las críticas a sus medidas, mientras comienza a implementar sus verdaderas prioridades.

Carolina Álvarez Peñafiel.

La opinión pública todavía lo idolatra. Cuando viaja fuera de EE.UU. lo esperan como a una estrella de rock. Y la famosa luna de miel con la prensa sigue en pie. Pero llegó la hora para que el Presidente Barack Obama despliegue sus principales promesas de campaña y no sólo las que se vio obligado a hacer cuando la crisis se tomó por asalto la agenda de gobierno.

La tarea será más complicada que lo planeado. Sobre todo porque las expectativas sobre las medidas contra la crisis -determinantes en el triunfo electoral de Obama- eran muy altas y no todas se están cumpliendo. Los deudores hipotecarios, víctimas emblemáticas de la crisis, dicen que no están recibiendo la ayuda prometida. La oleada de quiebras no se ha detenido y convirtió al Estado en el dueño del 60% de General Motors, una de las empresas más importantes del país, mientras la tasa de desempleo llegó en mayo al 9,4 % (aunque la pérdida de trabajos se frenó).

"Obama aún se beneficia de la culpa que recae en el gobierno de George W. Bush por los problemas actuales. Pero como máximo eso durará unos pocos meses más", señaló a "El Mercurio" Robert Shapiro, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Columbia.

El considerable aumento del gasto fiscal ya no sólo pone nerviosos a los partidarios de un gobierno reducido, con una mínima intervención en la economía, coinciden expertos. Cada vez son más los temores de que la carga en las finanzas federales termine por empeorar la situación, especialmente para la clase media.

Pero, "en este momento, los estadounidenses quieren creer en el programa de Obama. Ha hecho un buen trabajo mostrando su "estampa presidencial". Y la gente simplemente ama a la Primera Dama, Michelle. Así es que pienso que tiene otros seis meses para tratar de hacer más cambios", apunta el especialista de la Universidad de Duke, Michael Munger.

El fantasma del fracaso.
El Presidente es ambicioso y el primer paso que dio para echar a andar su agenda fue lanzar al ruedo la prometida y controversial reforma del sistema de salud, una de sus máximas prioridades legislativas.

El proyecto tiene como objetivo reducir los costos de las atenciones médicas, ampliar la cobertura a todos los estadounidenses y permitir que cada uno escoja libremente sus médicos y planes de salud. Los legisladores demócratas han prometido su respaldo para aprobarla antes de fin de año y la Casa Blanca espera que el debate comience antes del receso de verano, en agosto.

Todo parece ir encaminado, pero la reforma de la salud ha sido uno de los más traumáticos fracasos de los demócratas en las últimas décadas y la gran decepción de Hillary Clinton, cuando encabezó la ofensiva para aprobarla durante el gobierno de su marido en 1993. Políticamente las condiciones están dadas: los congresistas ya están siendo consultados -una diferencia clave con la ofensiva Clinton, dice Shapiro- y los demócratas tienen una sólida mayoría en ambas cámaras.

Sin embargo, el costo que el plan agregará a la billetera fiscal, se podría convertir en un problema. Munger, quien no está del todo de acuerdo con el plan, dice que sería recomendable esperar un tiempo para implementarlo hasta que haya un mejor control de la economía y el déficit.

El otro frente de Obama será el cierre de la cárcel en la base naval de Guantánamo. Cuando el Presidente firmó la orden para que en un plazo de un año (enero de 2010) todos los detenidos como sospechosos de terrorismo sean trasladados, la medida fue mundialmente aplaudida. Pero fueron los mismos demócratas los que le pusieron el primer problema, cuando le negaron el financiamiento para cerrar la cárcel sin saber a dónde irían los presos. El Mandatario tendrá una dura pelea para tratar de trasladar a todos los detenidos: aunque un par de ciudades se han ofrecido para alojarlos en sus cárceles de alta seguridad, a pocos vecinos les atrae la idea. En el Congreso, los legisladores ya piensan en las elecciones de mitad del período, en noviembre de 2010, y en cómo se verá reflejada la decisión que tomen ahora en el padrón electoral.

Registro de promesas.

Cumplidas: plan de alivio para los deudores hipotecarios; reforma a la industria de las tarjetas de crédito; cambio del foco de las operaciones en Asia desde Irak a Afganistán y envío de dos brigadas adicionales a Afganistán; permitir envío de remesas y viajes de los cubano-estadounidenses a la isla, revertir y nombrar al menos a un republicano en el gabinete (el secretario de Transporte, Ray Lahood).

Con concesiones: recorte de impuesto a los trabajadores con un tope de US$ 500 por persona: el Congreso lo recortó a un máximo de US$ 400 por persona al aprobar el plan de estímulo económico en febrero.

En ejecución: cierre de Guantánamo (legisladores dieron el jueves un nuevo golpe a los planes de cierre de Guantánamo al negar una solicitud de fondos adicionales y restringir la transferencia y la liberación de los detenidos)., revertir los recortes de impuestos establecidos por Bush para los salarios más altos y expandirlos para los más bajos, facilitar la afiliación a los sindicatos, invertir en sistemas electrónicos de información de salud, retiro de las brigadas de combate de Irak.


Rotas: gobierno sin lobbistas, reconocer el genocidio armenio, recorte de impuesto para compañías que creen puestos de empleo, terminar con el impuesto a la renta para los mayores de 65 años que ganen menos de US$ 50 mil al año, permitir cinco días de discusión antes de firmar una ley.

lunes, 16 de marzo de 2009

Obama y células madres.

EM., 16-01-09.

Obama insta al Congreso de EE.UU. a levantar prohibición sobre células madre.

Jefe de Estado entrante manifestó su idea de que "los representantes del pueblo estadounidense expresen sus opiniones en un tema como éste".

WASHINGTON.- El Presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, aseguró este viernes que queire que el Congreso permita el financiamiento federal para investigaciones con células madre y que revierta la prohibición impuesta por el Mandatario saliente George W. Bush.

Obama, que está a favor de la investigación médica con células madre extraídas de embriones humanos, dijo a la cadena CNN que está considerando un decreto para derogar la medida de Bush.

"Pero me gusta la idea de que los representantes del pueblo estadounidense expresen sus opiniones en un tema como éste", dijo, asegurando que preferiría un consenso "bipartidario" en el Congreso que considere que estas investigaciones son éticas y que podrían salvar vidas.

Si los estudios pueden dar esperanza a víctimas de enfermedades degenerativas como el mal de Parkinson o el mal de Alzheimer, "creo que envía un mensaje poderoso", estimó.

Al bloquear el financiamiento federal a las investigaciones con células madre, Bush se unió a conservadores religiosos que aseguran que los estudios con embriones destruyen la vida humana, aun en su etapa más primaria de desarrollo.

Las celulas madre son células primitivas de embriones capaces de desarrollarse casi en cualquier tejido del cuerpo.

Los científicos estiman que estas células podrían ser clave para encontrar la cura de varias enfermedades, entre ellas la diabetes y el cáncer.

--

EM., Int., 08-03-09.

Autorizarán fondos fiscales para investigaciones con células madre.

Barack Obama levantará mañana lunes el veto que emitió la administración de George W. Bush para entregar financiamiento fiscal a las investigaciones con células madre.

Esta medida permitirá a los científicos recurrir a fondos públicos para realizar estos procesos, destinados a estudiar terapias genéticas, buscando mejorar los tratamientos o incluso curar enfermedades como la diabetes o la parálisis.

Si bien Bush no prohibió las investigaciones durante su mandato, éstas sólo podían realizarse con fondos privados.

El uso de las "células madre" resulta controversial porque para obtenerlas se requiere, en algunos casos, destruir embriones de días de vida.

Los embriones se obtienen generalmente de los residuos de las clínicas de fertilidad, que de otra forma serían desechados, explicó la Associated Press.

--

EM., 09-03-09.

Obama levanta restricciones para estudios con células madre.

Al emitir la orden ejecutiva, el Presidente estadounidense revirtió una política impuesta en 2001 por su antecesor, George W. Bush.

WASHINGTON.- El Presidente de EE.UU., Barack Obama, levantó hoy las restricciones sobre el uso de fondos federales para investigaciones con células madre embrionarias e indicó que la ciencia no está reñida con los valores morales.

"Apoyaremos vigorosamente a los científicos que persigan esta investigación", dijo Obama durante una ceremonia en el Salón Este de la Casa Blanca, al emitir una orden ejecutiva que revierte una política impuesta en 2001 por su antecesor, George W. Bush, y un memorando para restablecer la "integridad científica".

"Cuando el Gobierno no hace estas inversiones se pierden las oportunidades, no se exploran caminos prometedores. Algunos de nuestros mejores científicos se van a otros países que patrocinan su trabajo y esos países pueden llevarnos la delantera en los avances que transforman nuestras vidas", agregó.

Por otra parte, Obama explicó que el memorando ordena a la Oficina de Ciencia y Tecnología de la Casa Blanca, que elabore una estrategia en aras de la "integridad científica" en la toma de decisiones del Gobierno, en la que los asesores científicos sean seleccionados por su historial y experiencia, "y no por sus políticas o ideología".

Obama cumple así otra de sus promesas electorales, aunque la orden ejecutiva volvió a atizar el debate sobre el uso de las células madre con fines terapéuticos.

De hecho, mientras las compañías especializadas en ese tipo de investigaciones argumentaron que éstas ayudarán a encontrar curas para enfermedades crónicas, líderes del Congreso y de grupos conservadores reiteraron su oposición al uso de embriones para extraer células madre.

Según líderes de la comunidad científica, el uso de células madre embrionarias, que permiten la regeneración de tejidos, podría agilizar tratamientos y hasta curas para enfermedades como el mal de Lou Gherig o el de Parkinson, Alzheimer, la diabetes, esclerosis múltiple, parálisis y otras lesiones de la médula espinal.

Pero los grupos conservadores replican que se debe tomar en cuenta la pregunta "clave" sobre la moralidad del uso de embriones humanos y que, en definitiva, su continua destrucción no ha arrojado resultados prometedores después de una década de investigaciones públicas y privadas en todo el mundo.

Esas investigaciones "aún no han dado paso a pruebas clínicas ni éxitos en el mundo real, pero hasta la fecha han causado serios problemas, incluyendo tumores en pruebas con animales", dijo en un comunicado el senador republicano Sam Brownback.

--

EM., CyT, 11-03-09.

Decreto firmado por Barack Obama: Impulso a células madre llegará a la investigación de chilenos.

La liberación de fondos federales en EE.UU. aumentará el volumen de trabajos en los que podrían participar científicos nacionales.

Por Lorena Guzmán H.

En Chile, como en el mundo, repercutió la apertura de EE.UU. al trabajo con células madre.

El lunes, el Presidente Barack Obama firmó una orden ejecutiva que permite utilizar fondos federales en la investigación con células madre embrionarias.

Esto no permitirá crear nuevas líneas destruyendo nuevos embriones, pero libera cientos de líneas ya hechas que estaban vetadas según una prohibición del ex Presidente G. W. Bush.

La investigación siguió, sin embargo, gracias a algunos estados como California -que destinó en 2004 US$ 3.000 millones a un nuevo centro- o a privados que financiaban esta ciencia.

Ahora aumentará el volumen de proyectos. No sólo los investigadores estadounidenses serán tentados, los extranjeros asociados también podrán beneficiarse.

Límites por donde seguir.

"No hay limitación ética en el estudio de células madre adultas, el problema está en las embrionarias", dice Manuel Santos, genetista de la Universidad Católica.

Las células madre interesan porque no están diferenciadas, no son ninguna célula en particular: tienen la potencialidad de convertirse en cualquiera.

Para fabricarlas desde cero, es necesario crear un embrión y luego destruirlo para obtener sus células.

Es cierto también que científicos han logrado reprogramar células adultas, por ejemplo, de piel, y dejarlas como antes, indiferenciadas.

El mismo Vaticano no tiene problemas con estas últimas, la destrucción de embriones es lo que condena.

"Si ya están hechas, es mejor usarlas", dice Santos refiriéndose a las líneas celulares que ahora están disponibles. "Es mejor que botarlas, pero ello no quita que sea absolutamente impropio e ilícito destruir un embrión para utilizar sus células en pacientes".

Cree que la gran expectativa en torno a los estudios en células madre no se condice con los resultados científicos. "Es una caja de pandora. La última razón por la que funcionan, se desconoce", advierte.

Opina que la señal de Obama es muy potente: abre una alternativa de financiamiento, inclusive, a investigadores chilenos.

Enrique Jaimovich, investigador principal del Centro Fondap de Estudios Moleculares de la Célula de la U. de Chile, concuerda.

"Es una medida positiva que probablemente va a gatillar un aumento en investigación en el área. De alguna manera influirá en grupos chilenos que comiencen a trabajar en esto", dice.

Los científicos no son pitonisos, explica. "Nadie sabe cuál va a ser exactamente el resultado de las investigaciones, pero éstas son promisorias y ya existen avances importantes en terapias; es un campo de investigación que amerita dedicarle mucha energía".

Para Jaimovich, este impulso a la investigación con células madre es una medida más del Presidente Obama. "Es mucho más importante el aumento de fondos para la ciencia en una crisis económica como la actual".

Mejor usar las adultas.

Para el cardiólogo de la Universidad de los Andes, Jorge Bartolucci, además del problema ético de trabajar con células madre embrionarias, hay otras limitantes que inclinarían la balanza hacia las células adultas. Las embrionarias requieren de tratamiento inmunosupresor, porque producen rechazo en el paciente y tienen mayor capacidad de generar tumores, comparadas con las adultas.

Esta liberación de fondos "no va a resolver los problemas de la terapia con células madre", asegura. Queda mucho por estudiar.

domingo, 22 de febrero de 2009

"Obama" por Héctor Aguilar Camín.

Milenio, 19-02-08.

“Poder hipnótico” es una expresión trillada, pero describe en este caso una novedad absoluta: la irrupción del carisma en el corazón, más bien rutinario y mercadológico, de la política americana.

Pero el poder hipnótico del discurso de Obama no es inocente, puede incubar algunos de los males mayores del liderazgo político: la manipulación, la megalomanía, el culto a la personalidad.

--

“Poder hipnótico” (mesmeric power) es lo que ejerce a su paso el senador por Illinois, Barak Obama. La expresión es de Charles Krauthammer en su artículo “La audacia de vender esperanza” (Washington Post, 15/02/08).

“Poder hipnótico” es una expresión trillada, pero describe en este caso una novedad absoluta: la irrupción del carisma en el corazón, más bien rutinario y mercadológico, de la política americana.

La de Obama no es una candidatura política más, es una ola de entusiasmo y una profesión de fe como no se ha visto en mucho tiempo en la Unión Americana. La elocuencia carismática de Obama produce adhesión y fervor.

Obama, dice Krauthammer, ha redescubierto cuán rentable es vender lo que es gratis. Embotellar agua, por ejemplo. O vender el nombre de las cosas, como hace Google al ofrecer a anunciantes de zapatos un espacio publicitario en la página que se abre cuando alguien busca la palabra “zapatos” en Google.

Obama vende nada menos que esperanza, un bien tan universal como la salvación, que venden las iglesias. Los compradores de esperanza se suben a la causa de Obama en trances renovados de fe... por la política.

Obama hace delirar a sus oyentes y sus oyentes lo hacen delirar a él. Muerde la manzana envenenada de su poder hipnótico, y llega a decir cosas como:

“Nosotros somos los que estábamos esperando. Somos el cambio que buscamos”. “Podemos rehacer este mundo para que sea como debe ser”. “Podemos ser un himno que cure a esta nación, que arregle este mundo y haga esta época distinta a todas las otras”.

Lo admirable de estos mantras megalómanos es que brotan de un discurso que no tiene rastro de rencor, ni enemigos designados. Es una retórica del sueño y de la construcción, no de la guerra. Un cuento de hadas, como dijo William Clinton en un juicio que se volvió inmediatamente contra él. Un canto a la esperanza y a la comunión.

Pero el poder hipnótico del discurso de Obama no es inocente, puede incubar algunos de los males mayores del liderazgo político: la manipulación, la megalomanía, el culto a la personalidad.

No me gustan los políticos demasiado carismáticos porque su carisma los pone por encima de la gente. No me gustan los líderes que avanzan sembrando sueños y delirios en sus seguidores, así sean los sueños deseables y los delirios plácidos de Obama.

No obstante, creo que si pudiera votar en la elección americana, votaría por Obama, lo cual muestra, creo, en mi propia persona, los peligros que digo.

Héctor Aguilar Camín.
acamin@milenio.com

lunes, 2 de febrero de 2009

La larga búsqueda de identidad del Presidente electo de Estados Unidos:

EM., Int., miércoles 5 de noviembre de 2008.

Sus orígenes kenianos, su raza híbrida -negro, pero no del todo-, sus hogares en Hawai e Indonesia, sus estudios, su madre liberal y su padre ausente marcaron su personalidad.

JEAN PALOU EGOAGUIRRE.

--

"¿Te puedo tocar el pelo?". El compañero nuevo de curso no pasaba inadvertido, y una curiosa niña colorina quería comprobar cómo era el peinado "afro" del pequeño Barry.

Poco antes, en el elitista colegio Punahou de Hawai -de mayoría blanca-, la profesora les había explicado a sus alumnos que el padre de Obama provenía de un pueblo de Kenia. "¿De qué tribu era?", le preguntó ella. "De los Luo", contestó el tímido niño de diez años. Entonces, un compañero, el chistosito del curso, gritó desde el fondo del salón: "¡Luo, luo, luo!", imitando el chillido de los monos. Otro niño, con una duda mucho más sincera, le preguntó: "¿Tu papá come personas?".

Esa sensación, la de ser un extraño, no era nueva para Obama.

En Indonesia, donde vivió desde 1967 hasta 1971 -su madre Ann se había casado en segundas nupcias con el indonesio Lolo Soetoro-, al regordete Barack le tocó ser un extranjero en una cultura diametralmente distinta: debió lidiar con bromas de niños que le llamaban "negro" y que lo engañaban dándole pasta de camarón en vez de chocolate, tuvo que aprender a escribir con la mano derecha -ser zurdo no era bien visto- y a cambiar los hot dogs por grillos y serpientes.

En estos años, la madre de Obama, una antropóloga de Kansas, le inculcó el orgullo afroamericano, una herencia que vivía más por el color de su piel que por lo que compartió con su padre, quien lo abandonó a los dos años.

Mientras en la escuela pública de Yakarta aprendía las enseñanzas del islam -lo cual dio pie para que se dijera que estudió en una "madrasa radical"-, en su casa Ann lo despertaba a las cuatro de la mañana para repasar inglés y le daba libros sobre el movimiento de derechos civiles en EE.UU., grabaciones de Mahalia Jackson y discursos de Martin Luther King.

"Cada hombre negro era Thurgood Marshall o Sidney Poitier; cualquier mujer negra era Fannie Lou Hamer o Lena Horne", cuenta Obama en "Dreams from my Father". "Ser negro era ser beneficiario de una herencia, un destino especial, una carga gloriosa que sólo nosotros eramos suficientemente fuertes para soportar".

Con ese espíritu, Barack tomó una decisión muy madura para su edad: a los diez años le pidió a su madre quedarse en Hawai con sus abuelos. Fue con ellos que aprendió de primera mano "cómo piensan los blancos", y de ellos recibió una educación derechamente cristiana; antes, su mamá -quien no era muy religiosa- le hizo conocer la Biblia, pero también le enseñó libros "espirituales" como el Upanishad hindú o el Tao Te Ching.

Pese a las bromas colegiales, Obama disfrutó del "aloha spirit" de Hawai, isla donde un afroamericano se camufla entre samoanos, fijianos o tonganos. "Mi nombre viene de Kenia, mi acento de Kansas", solía explicar .

Este sentido de pertenecer a varios lugares -o a ninguno en particular- reforzó su identificación con la historia de su papá keniano. Recurriendo a su imaginación, les decía a sus amigos que era un "gran príncipe" de una tribu "llena de guerreros".

Pero la conciencia de raza no habría sido tan determinante en la adolescencia de Obama. Según quienes lo conocieron, él no era uno de los Brothers, como se llamaba un grupo de jóvenes negros de la isla, y prefería el mote de "Barry O' Bomber" que se había ganado jugando en el equipo de básquetbol del colegio.

Sin embargo, poco tiempo después se hizo muy amigo de Keith Kakugawa, quien lo inició en el consumo de alcohol, de marihuana y en alguna ocasión de cocaína. Según Obama, entonces quería "sacar de mi cabeza las preguntas acerca de quién era yo", y en "Dreams...", describe a Kakugawa -quien ha pasado ocho años en la cárcel por tráfico de drogas- como una persona con un fuerte sentimiento "anti blancos", con quien sostuvo largas charlas sobre raza y racismo.

En ese tiempo también leyó a autores de temáticas raciales como James Baldwin, Ralph Ellison o Langston Hughes, así como la autobiografía de Malcolm X.

Luego, en el college liberal Occidental, en Los Angeles, Obama -ya de 18 años- desarrolló su activismo. Mientras se adentraba en Nietzshe, Freud y Sartre, y con Led Zepellin, Rolling Stones y los B-52's como banda sonora, solía debatir sobre la invasión de la URSS a Afganistán o la pobreza en el tercer mundo y participaba en protestas contra el apartheid en Sudáfrica. Y sus compañeros le escuchaban.

Con ese germen social -influenciado por su madre-, se cambió a la Columbia University, en Nueva York, y más tarde se convertiría en organizador comunitario en zonas empobrecidas de Chicago, donde vivían principalmente negros.

Pero algo no le calzaba.

Sólo supo qué era en 1987, cuando visitó por primera vez Kogelo, la aldea de su padre ("un fantasma contra el que he peleado toda mi vida") y conoció a varios de sus siete medio hermanos.

Ahí todo le hizo sentido. Ahí completó el puzzle sobre sus orígenes y su identidad, se sintió orgulloso de su pelo crespo y de ser un heredero de los Luo... y no tuvo que inventar nada.

Ahí también desempolvó una de los pocos mensajes que le dejó su papá: "Llegará el día en que el agua subirá de nivel y encontrarás una carrera hecha a tu real medida". Una vieja carta que le recordaba quién es: "Tú eres un Obama. Deberías ser el mejor".

COMICS. Durante su adolescencia, Barack Obama coleccionaba cómics de Spider Man y Conan el Bárbaro. Pasaba largas horas dibujándolos.

Los actores y las películas que allanaron el camino al nuevo Presidente de EE.UU.: Cómo el cine hizo campaña por Obama.

EM., Espectáculos, martes 20 de Enero de 2009. (Día de juramento de Obama).

Sidney Poitier es el primer gran hombre de color en una pantalla que ya ha ofrecido a Presidentes negros. Uno de ellos es Morgan Freeman.

FERNANDO ZAVALA.

---

Estados Unidos está listo para pasar de la ficción a la realidad. Hoy, ese país verá cómo Barack Obama se transforma en su Primer Mandatario número 44. Pero antes de que él pise la verdadera Casa Blanca, el cine y la TV se han hecho cargo de preparar a sus compatriotas -y al resto del mundo- para el evento: en "salas ovales" de ficción se ha visto a otros "presidentes" de color, como James Earl Jones en "The man", Morgan Freeman en "Impacto profundo" y Dennis Haysbert en la serie "24".

Obama llega arropado, además, por su estampa hollywoodense: "Llama la atención que su postura parece la de un actor de cine. No cuesta nada imaginarse la película de Obama con Will Smith", dice el crítico de "El Mercurio" Christian Ramírez, quien añade: "Creo que su look poco producido evoca un poco el mito de actores de color emblemáticos". Uno de ellos es Sidney Poitier, el primer negro en ganar el Oscar a Mejor Actor -por "Lilies of the field" en 1963- y verdadero símbolo de la lucha por los derechos civiles en EE.UU.

Poitier, hoy de 81 años, tiene una carrera de más de seis décadas, pero su trabajo en los años 60 sigue siendo su mayor aporte, precisamente por el rol que jugó en imponer una nueva imagen para los actores de color. En una columna publicada el pasado fin de semana los críticos Manohla Dargis y A.O. Scott de The New York Times, lo describen como el "negro común y corriente", ése que representaba no sólo las necesidades de los ciudadanos de su raza sino de toda la nación. Películas que le dieron esa posibilidad son "El sol brilla para todos", de 1961, donde es el miembro de una familia que lucha para pagar su casa, o "Al calor de la noche", de 1967, donde es un policía de color que se enfrenta al racismo de sus colegas en el sur de Estados Unidos. "Fue el primero en encarnar a un negro intelectual, de esos que no se dejaban pisotear", agrega la comentarista de cine María Inés Sáez.

Manohla Dargis y A.O. Scott también mencionan al heredero natural de Poitier: Denzel Washington, quien fue uno de los oradores del homenaje que los artistas le brindaron a Obama el domingo 18 en la capital estadounidense. Él logró un encanto transversal en trabajos como los de "Tiempos de gloria", sobre un batallón de color en la Guerra Civil, o "Huracán", sobre un boxeador injustamente encarcelado.

Morgan Freeman, desde otra esquina, hizo su aporte en la larga espera del primer Presidente de color: en títulos "Conduciendo a Miss Daisy", "Impacto profundo" y "Million dollar baby" desplega al mundo la imagen del "negro paternal".

El más reciente es Will Smith, un actor exitosísimo que ha dado vida al "negro heroico", en la taquillera "Día de la Independencia", o las dramáticas "Ali" y "En busca de la felicidad". Él, junto a sus colegas, ha ayudado a formar una imagen de los afroamericanos que hoy ayuda en la inauguración del mandato del primer presidente de su raza.

Cuatro películas para esperar al nuevo Presidente.

"AL CALOR DE LA NOCHE" (1967). Sidney Poitier debe enfrentarse cara a cara con un racista policía interpretado por Rod Steiger, quien ganó un Oscar por el rol.

"ADIVINA QUIÉN VIENE A CENAR" (1967). Spencer Tracy y Katharine Hepburn son los sorprendidos padres de una joven blanca que llega a la casa con un novio negro (Poitier, otra vez).

"CONDUCIENDO A MISS DAISY" (1989). Morgan Freeman está inolvidable como el chofer de una anciana cascarrabias con quien entabla amistad en una época cuando eso era mal visto.

"EN BUSCA DE LA FELICIDAD" (2006). Will Smith, como un padre que trata de sacar adelante a su hijo, demuestra en esta cinta que los negros también persiguen el "sueño americano".

--

EMOL, magazone, 18-02-07.

Actor Sidney Poitier cumple este martes 80 años en una vida marcada por la discriminación.

Fue el primer estadounidense de piel negra en recibir un Oscar y en ser el actor mejor pagado de Hollywood, pese a un difícil comienzo en el mundo de la actuación.

NUEVA YORK.- Sindey Poitier le debe la vida a una adivina. Nacido demasiado pronto y demasiado débil durante un viaje en barco entre las Bahamas y Forida, la cosa pintaba mal para él. El padre de Sydney, que ya había enterrado a varios hijos, se disponía a improvisar una caja de zapatos como ataúd.

Sólo la madre se negó a resignarse. La mujer buscó el consejo de una pitonisa, como cuenta Poitier en su autbiografía "The Measure Of A Man". Lo que Evelyn Poitier supo a través de las cartas fue suficiente para fortalecer su voluntad de lucha por la supervivencia del retoño.

"No te preocupes por el pequeño. Saldrá vivo y será sano. Seguirá casi todos los vientos de la Tierra y estará acompañado de reyes", cita el celebrado actor de cine y teatro la profecía que terminó salvando su vida.

Décadas más tarde, Sydney Potier "ha superado barreras sociales como un corredor de vallas", según el diario "International Herald Tribune". Fue el primer estadounidense de piel negra en recibir un Oscar y en ser el actor mejor pagado de Hollywood. Maduro y aún atractivo, Poitier cumple 80 años este martes.

Entre su "éxitos" se cuenta también haber sido el primer negro en besar a una actriz blanca en un film de Hollywood. La escena se rodó pudorosamente a través del espejo retrovisor de un taxi, pero fue suficiente para que los activistas por los derechos civiles lo encumbraran como un héroe y algunos miembros del movimiento afroamericano lo tacharan de "negro blanco" por su supuesta sobreadaptación.

La fecha exacta de su nacimiento es desconocida, incluso por el mismo, en teoría. Algunos documentos dicen que la estrella de películas como "Porgy and Bess", "Guess Who's Coming to Dinner" o "In The Heat Of The Night" nació el 20 de febrero de 1924, pero otros reflejan el año 1927. Guiñando el ojo, Poitier asegura: "Después todo todavía estoy en forma, así que no importa".

Una dura lucha por surgir.

Pero Poitier nunca hizo un misterio de sus orígenes. El menor de ocho hijos, creció rodeado por la pobreza en la paradisíaca y apartada isla Cat Island de las Bahamas. Su padre era recolector de tomates y a duras penas traía a casa comida para toda la familia.

A los 13 años, Sidney tuvo que dejar la escuela. Partió rumbo a Miami, donde trabajó como vendedor ambulante, aparcacoches, obrero en construcciones y cargador portuario.

Más tarde se formó como fisioterapeuta y se alistó en el Ejército de Estados Unidos, donde sirvió hasta 1945.

Luego vino el teatro. Despreocupado, hizo varias audiciones en Broadway, pero su imponente presencia era inútil a causa de su "terrible" y marcado acento, según recuerda. No se dio por vencido y encontró trabajo como guardia nocturno en el Armerican Negro Theatre. Su sueldo consistía en clases gratuitas de actuación.

Su insistencia se vio recompensada después de varios papeles secundarios. Harry Belafonte tuvo que cancelar su actuación en una obra de Broadway y el entonces desconocido Poitier pudo salir a escena en su lugar: era la oportunidad de su vida.

Un merecido reconocimiento.

El Oscar llegó en 1964 por su interpretación de un trabajador negro en una granja de monjas blancas en "Lilies of the Field", de Ralph Nelson.

La discriminación racial fue también el tema central en las siguientes y más populares películas de Poitier.

En "Guess Who's Coming to Dinner" (1967), la película del beso en el taxi, Poitier es presentado como futuro yerno al matrimonio millonario que forman Katharine Hepburn y Spencer Tracy.

En el policial "In The Heat Of The Night" (1967) tuvo que imponerse como detective experto del norte a un sureño sheriff racista (Rod Steiger).

Su popularidad era entonces ya tan grande que las ofertas de trabajo se multiplicaban. En 1969 se lo consideraba el actor mejor pagado del mundo. También tuvo éxito como director, pero la fama no se le ha subido a la cabeza: "Siempre trato de seguir aprendiendo, de comprender mejor las cosas y de mejorar yo mismo".

Ex secretaria de Estado de Bill Clinton Madeleine Albright: "Pakistán es la nación más peligrosa del mundo".

EM., Int., 02-02-09.

La analista y consultora sobre Medio Oriente pide cuidado y paciencia para renovar la imagen de Washington en esta área.

ANTONIETA CÁDIZ.
Corresponsal.

--

WASHINGTON.– Conocida como la "mujer de hierro" del gobierno de Bill Clinton, la ex secretaria de Estado Madeleine Albright delineó los puntos candentes en los que el gobierno del Presidente Barack Obama debe poner atención, para transformar la dañada y compleja relación que Estados Unidos tiene hoy con Medio Oriente.

Durante el lanzamiento del informe "Cambiando el curso, una nueva dirección para las relaciones entre Estados Unidos y el mundo musulmán", escrito por Albright junto a otros 33 analistas y líderes cercanos a este tema, la ex secretaria de Estado no titubeó al referirse a la importancia de Pakistán para la seguridad del país.

Buscar cooperación.

"Pakistán es la nación más peligrosa del mundo en este momento. Tiene armas nucleares, pobreza, corrupción, extremismo, una geografía complicada. Es importante que la administración de Barack Obama encuentre nuevas vías de cooperación, una nueva cercanía, de manera que podamos entendernos mutuamente".

Este país, que comparte frontera con Afganistán, es el sexto más poblado del mundo, con cerca de 172 millones de habitantes. Entre 2007 y 2008 registró la muerte de 1.500 personas producto de atentados suicidas, vinculados con la violencia sectaria entre la población musulmana sunita y chiita.

En la opinión de Albright, una nueva relación entre Pakistán y Estados Unidos, que implique una estabilidad real en esta zona, no radica sólo en un cambio en el tono de la diplomacia ni en los gestos de presidentes y políticos, sino en una transformación global.

"El gobierno de Obama necesita recalibrar la relación entre ambas naciones, con cambios esenciales y variados que abarquen diplomacia, economía, asistencia, fortalecimiento de organizaciones civiles, etc. La meta es crear un ambiente seguro donde la gente pueda vivir en paz y profesar la religión que quiera", enfatizó.

Sin embargo, la preocupación de Albright por Islamabad no es lo único que, según ella, debe considerar la Casa Blanca en sus relaciones con Medio Oriente. El posible triunfo del conservador Partido Likud en las elecciones del próximo 10 de febrero en Israel -y la consiguiente elección de Benjamín Netanyahu como nuevo Primer Ministro- es otro punto en el que la "mujer de hierro" exige cautela.

"Antes de tirar líneas hacia su posible administración, el gobierno actual debe esperar. Se necesita paciencia para ver cuáles son sus posturas y líneas de acción. Netanyahu tiene gran experiencia, es un líder político con una gran habilidad práctica, pero debemos entender que las personas actúan de acuerdo a su contexto, a sus circunstancias", aseguró.

"El Presidente Obama y su equipo deben tener mucho cuidado de no verse involucrados en las elecciones de Israel, no involucrarse en ese proceso", dijo Albright.

Una petición que sólo se corroborará con el tiempo, pero que se verá enmarcada con gestos y palabras claras por parte del nuevo gobierno, en el que ya se ha hablado de apoyo hacia Israel, pero también de la necesidad de una solución para la población palestina. De hecho, el viernes, la Casa Blanca anunció el uso de 20 millones de dólares del Fondo de Asistencia y Emergencia para Refugiados y Asistencia para Migraciones (ERMA, por sus siglas en inglés) para cubrir las necesidades humanitarias en Gaza. Con esto, durante el 2009, la actual administración ya ha entregado 120 millones para esta causa.

Democracia.

Finalmente, Albright se refirió a los grupos que en este momento han sido democráticamente elegidos y que figuran en listas de organizaciones terroristas, como el caso de Hamas: "Creo en la democracia, pero no creo que todos los grupos estén preparados para liderarla".

"La democracia se debe apoyar, no imponer. Las elecciones son necesarias pero no suficientes. No podemos permitir que grupos que apoyen la violencia y el terrorismo como una técnica legítima puedan participar en elecciones. Esto incluye a Hamas y a Hezbolá. Es esencial que primero dejen la violencia para dialogar con la actual administración", sentenció.

El reporte "Cambiando el curso..." da recomendaciones, como promover la participación cívica en países musulmanes y abogar por principios más que por partidos, entre otros.

Sobre Pakistán: "El gobierno de Obama necesita recalibrar la relación entre ambas naciones, con cambios esenciales y variados que abarquen diplomacia, economía, asistencia, fortalecimiento de organizaciones civiles, etc.".Sobre los palestinos: "Las elecciones son necesarias pero no suficientes. No podemos permitir que grupos que apoyen la violencia y el terrorismo como una técnica legítima puedan participar en elecciones. Esto incluye a Hamas y a Hezbolá".