domingo, 7 de junio de 2009

Las batallas políticas de Obama.

EM Int 07-05-09.

Las promesas económicas fueron claves en su triunfo pero ahora debe enfrentar las críticas a sus medidas, mientras comienza a implementar sus verdaderas prioridades.

Carolina Álvarez Peñafiel.

La opinión pública todavía lo idolatra. Cuando viaja fuera de EE.UU. lo esperan como a una estrella de rock. Y la famosa luna de miel con la prensa sigue en pie. Pero llegó la hora para que el Presidente Barack Obama despliegue sus principales promesas de campaña y no sólo las que se vio obligado a hacer cuando la crisis se tomó por asalto la agenda de gobierno.

La tarea será más complicada que lo planeado. Sobre todo porque las expectativas sobre las medidas contra la crisis -determinantes en el triunfo electoral de Obama- eran muy altas y no todas se están cumpliendo. Los deudores hipotecarios, víctimas emblemáticas de la crisis, dicen que no están recibiendo la ayuda prometida. La oleada de quiebras no se ha detenido y convirtió al Estado en el dueño del 60% de General Motors, una de las empresas más importantes del país, mientras la tasa de desempleo llegó en mayo al 9,4 % (aunque la pérdida de trabajos se frenó).

"Obama aún se beneficia de la culpa que recae en el gobierno de George W. Bush por los problemas actuales. Pero como máximo eso durará unos pocos meses más", señaló a "El Mercurio" Robert Shapiro, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Columbia.

El considerable aumento del gasto fiscal ya no sólo pone nerviosos a los partidarios de un gobierno reducido, con una mínima intervención en la economía, coinciden expertos. Cada vez son más los temores de que la carga en las finanzas federales termine por empeorar la situación, especialmente para la clase media.

Pero, "en este momento, los estadounidenses quieren creer en el programa de Obama. Ha hecho un buen trabajo mostrando su "estampa presidencial". Y la gente simplemente ama a la Primera Dama, Michelle. Así es que pienso que tiene otros seis meses para tratar de hacer más cambios", apunta el especialista de la Universidad de Duke, Michael Munger.

El fantasma del fracaso.
El Presidente es ambicioso y el primer paso que dio para echar a andar su agenda fue lanzar al ruedo la prometida y controversial reforma del sistema de salud, una de sus máximas prioridades legislativas.

El proyecto tiene como objetivo reducir los costos de las atenciones médicas, ampliar la cobertura a todos los estadounidenses y permitir que cada uno escoja libremente sus médicos y planes de salud. Los legisladores demócratas han prometido su respaldo para aprobarla antes de fin de año y la Casa Blanca espera que el debate comience antes del receso de verano, en agosto.

Todo parece ir encaminado, pero la reforma de la salud ha sido uno de los más traumáticos fracasos de los demócratas en las últimas décadas y la gran decepción de Hillary Clinton, cuando encabezó la ofensiva para aprobarla durante el gobierno de su marido en 1993. Políticamente las condiciones están dadas: los congresistas ya están siendo consultados -una diferencia clave con la ofensiva Clinton, dice Shapiro- y los demócratas tienen una sólida mayoría en ambas cámaras.

Sin embargo, el costo que el plan agregará a la billetera fiscal, se podría convertir en un problema. Munger, quien no está del todo de acuerdo con el plan, dice que sería recomendable esperar un tiempo para implementarlo hasta que haya un mejor control de la economía y el déficit.

El otro frente de Obama será el cierre de la cárcel en la base naval de Guantánamo. Cuando el Presidente firmó la orden para que en un plazo de un año (enero de 2010) todos los detenidos como sospechosos de terrorismo sean trasladados, la medida fue mundialmente aplaudida. Pero fueron los mismos demócratas los que le pusieron el primer problema, cuando le negaron el financiamiento para cerrar la cárcel sin saber a dónde irían los presos. El Mandatario tendrá una dura pelea para tratar de trasladar a todos los detenidos: aunque un par de ciudades se han ofrecido para alojarlos en sus cárceles de alta seguridad, a pocos vecinos les atrae la idea. En el Congreso, los legisladores ya piensan en las elecciones de mitad del período, en noviembre de 2010, y en cómo se verá reflejada la decisión que tomen ahora en el padrón electoral.

Registro de promesas.

Cumplidas: plan de alivio para los deudores hipotecarios; reforma a la industria de las tarjetas de crédito; cambio del foco de las operaciones en Asia desde Irak a Afganistán y envío de dos brigadas adicionales a Afganistán; permitir envío de remesas y viajes de los cubano-estadounidenses a la isla, revertir y nombrar al menos a un republicano en el gabinete (el secretario de Transporte, Ray Lahood).

Con concesiones: recorte de impuesto a los trabajadores con un tope de US$ 500 por persona: el Congreso lo recortó a un máximo de US$ 400 por persona al aprobar el plan de estímulo económico en febrero.

En ejecución: cierre de Guantánamo (legisladores dieron el jueves un nuevo golpe a los planes de cierre de Guantánamo al negar una solicitud de fondos adicionales y restringir la transferencia y la liberación de los detenidos)., revertir los recortes de impuestos establecidos por Bush para los salarios más altos y expandirlos para los más bajos, facilitar la afiliación a los sindicatos, invertir en sistemas electrónicos de información de salud, retiro de las brigadas de combate de Irak.


Rotas: gobierno sin lobbistas, reconocer el genocidio armenio, recorte de impuesto para compañías que creen puestos de empleo, terminar con el impuesto a la renta para los mayores de 65 años que ganen menos de US$ 50 mil al año, permitir cinco días de discusión antes de firmar una ley.

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